Los mitos del amor romántico. ¿Es sano el amor romántico?¿Cuáles de estos mitos has dado por ciertos?

 

El amor es una de las emociones básicas que tenemos los seres humanos. Esta emoción es innata y nos acompaña a lo largo de toda nuestra vida.  Pero las experiencias que tenemos , los patrones culturales, la educación que recibimos y otros muchos aspectos, hacen que esta emoción que debería ayudarnos en nuestros vínculos y en las relaciones con los demás, se convierta en una emoción que nos hace daño y nos resta en nuestra vida.

Todo esto se relaciona con lo que llamamos los mitos del amor romántico. Pero, ¿Qué son estos mitos?. Estos mitos son creencias (conscientes o inconscientes) sobre el amor que surgen y se mantienen en la sociedad, se aceptan como verdaderas y al ser simplificadas producen una distorsión de la realidad e influye en nuestros comportamientos. Además, generan expectativas erróneas y tienden a provocar sufrimiento emocional.

Estas creencias sobre cómo debería ser el amor nos llevan a mantener relaciones poco sanas y nos olvidamos de nuestro autocuidado por anteponer siempre la relación o a la otra persona. Cuando leamos estos mitos es probable que nos parezcan obvios, pero en muchas ocasiones actuamos de forma inconsciente en base a ellos.

1. El mito de la omnipotencia (el amor todo lo puede).

Debemos tener claro que el amor es una emoción básica y como tal hay que tratarla. Cuando la mezclamos con otras emociones como la tristeza, la rabia o el miedo, se pierde la verdadera esencia del amor.

El amor hay que cultivarlo, y no pensemos que solo por sentir amor, los demás pilares básicos de la pareja van a fluir. Si encontramos cosas que dañan a la pareja creemos que el amor podrá solucionarlas, pero no es así. Habrá que trabajar todos esos aspectos que no están funcionando, analizando cuales son las causas y las consecuencias que están teniendo en nuestra relación de pareja. En base a esta creencia, se puede continuar con una pareja que nos trae sufrimiento en lugar de bienestar, porque creemos que si amamos a esa persona esto es lo único que importa, olvidándonos de que en la pareja hay otros factores importantes, y somos capaces de mantener relaciones malsanas o tóxicas en nombre del amor. En definitiva, con el amor no basta. 

2. El mito de la media naranja.

Es uno de los mitos más conocidos y que, afortunadamente, vamos venciendo día a día. Cuando creemos que encontrar a otra persona que nos acompañe en nuestro viaje, es encontrar nuestra media naranja, asumimos que estamos incompletos y que esa otra mitad es la que nos va a completar. Y, por supuesto, esto no es así. La persona elegida nos debe complementar y no completar.

Este mito nos suele llevar a buscar desesperadamente esa otra mitad que nos complete y en ocasiones esa desesperación nos hace tomar malas decisiones o quizás precipitadas.

Además, el mito de la media naranja presupone que hay una única persona con la que podemos ser felices, porque esa es "la persona", olvidándonos de que podemos vincularnos y enamorarnos de diferentes tipos de personas y afortunadamente, no hay una única persona en el mundo con la que podamos sentirnos plenamente amados o a la que amar.

3. El mito de que la pasión debe ser infinita.

Las relaciones pasan por varias fases de su desarrollo. Al principio nos encontramos en una fase de enamoramiento en el que las hormonas tienen un papel importante, pero esta fase no puede durar toda la vida, ¡sería agotador! Por lo que, a continuación, comienza una fase de más calma, tranquilidad y complicidad. Cuando llega esta fase muchas parejas piensas que se ha perdido la pasión y que la pareja no debe continuar adelante.

Este mito también nos hace ver de forma distorsionada el ámbito de las relaciones sexuales. Éstas tienen que estar siempre presentes, con alta intensidad de una manera satisfactoria. Y no tiene por qué ser así. Al igual que la relación de pareja se va modificando y modelando con los años, las relaciones sexuales también lo hacen y pueden pasar por diferentes fases.

4. El mito de que los celos son una muestra de amor.

Se ha asociado tener celos a que no importe la persona con la que estamos o con el simple hecho de quererla y que nos quiera. Pero, los celos no son ni mucho menos sinónimo de amor. Los celos son una representación de nuestros miedos e inseguridades, tanto de uno mismo como hacia otra persona.

Si bien es cierto, que al igual que otras emociones, sentir celos es natural. El problema vendrá cuando no sabemos gestionar esa emoción y nos lleva a elaborar conductas destructivas nacia nosotros y nuestra pareja. 

5. El mito de la atracción exclusiva.

Este mito se basa en la idea de que solo nos podemos sentir atraídos por nuestra pareja, sin fijarnos en nadie más. Este mito lleva asociado un miedo a que la otra persona nos abandone, además de la inseguridad que se puede generar sobre nosotros mismos. Este mito no implica que nos tengamos que ir al extremo contrario, que la alternativa sea una relación poliamorosa o una relación abierta. De lo que se trata es de que mi vida no es exclusiva de mi pareja y que puedo decidir sin que la otra persona esté. Sentir atracción por otras personas es algo muy habitual y normal, y no hay porqué sentirse culpable por ello. 

El que no haya una atracción exclusiva hacia nuestra pareja no quiere decir que no acordemos de mutuo acuerdo que haya exclusividad sexual. Cada pareja debe acordar qué tipo de relación quiere mantener, y si en ésta hay exclusividad sexual o no, y en caso afirmativo, cada miembro de la pareja tiene derecho a decidir si en el caso de que la otra persona rompa ese acuerdo quiere continuar con la relación o no.

6. El amor es lo más importante.

El mito se basa en la creencia de que para conseguir la felicidad plena tenemos que estar enamorados, y que sin el amor de una pareja no podemos ser felices. Lleva asociada la idea de hacernos responsables no solo de nuestra propia felicidad si no también de la felicidad de la otra persona, también de que hagamos responsables a nuestra pareja de nuestra propia felicidad, lo que acarrea culpa en el primer caso, y frustración en el segundo.

No debemos olvidar que cada uno tiene que responsabilizarse de sus propias emociones y no de las del otro.

Además, esta creencia trae consigo la idea de que somos "uno con el otro", olvidando nuestra propia identidad y estableciendo una dependencia emocional hacia la pareja que nos perjudica.

7. Los polos opuestos se atraen.

Me puedo sentir atraído/a por alguien completamente opuesto/a a mí por llenar algo que falta en mí o porque esa persona se pueda ocupar de lo que yo no puedo. Me atrae el opuesto pensando que me llenará, pero sabiendo que esas diferencias terminarán dañando mi relación. Aunque nos cueste admitirlo, porque este mito está muy inyectado en nuestra sociedad, alguien afín a mí me traerá muchos más beneficios aunque eso implique ocuparme de mis propias necesidades.

 

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